El 15 de julio del presente año se llevó a cabo la Primera Licitación de la Ronda Uno, en la cual se licitaron los primeros 14 bloques petroleros desde que se permite la inversión privada en el sector energético, y particularmente de hidrocarburos, gracias a la Reforma Energética, después de décadas de monopolio de estado.
“El enrarecimiento político de los últimos meses ha eclipsado el que quizá sea el legado más importante del sexenio: la reforma energética” (Verónica Baz, Reforma, 13-II-15)

La comunicación social del Gobierno Federal en cuanto a la reforma, y más en los días de campañas, se ha basado en que se sepa que la electricidad ha bajado de precio -y sí que lo ha hecho, en parte gracias a esto, se anunció hace unos días que la inflación a la primera quincena de julio, a tasa anual, fue de 2.76%, la menor desde que se lleva la cuenta-, y se debe a que el gobierno puso a sus reformas como eje principal del sexenio, y éstas, aunque no se debió comunicar así, se vendieron como que iban a llevar a México, instantáneamente, a crecimientos anuales de 6%; al ver que nada más no daban, tenían que presentar lo que ya se había avanzado. Sin embargo, la reforma va mucho más allá, conlleva cosas más trascendentales como la inversión privada, la competencia en hidrocarburos y electricidad, llevar más y mejores servicios a zonas que ya padecían la falta de estos servicios.
Casi todas las reformas de esta administración van acompañadas de órganos autónomos y transexenales que fueron creados o fortalecidos a partir de éstas. Como la de Telecomunicaciones con el IFT; la educativa, el INEE; con la de competencia económica, va la Cofece; y la político-electoral el INE. En el caso de la reforma energética son la Comisión Reguladora de Energía (CRE), para el sector eléctrico, y la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH).
La CNH, según su sitio, “tiene la encomienda de regular, supervisar y evaluar las actividades de exploración y extracción de hidrocarburos del país”. Es una institución muy sólida, bien respaldada jurídicamente y presidida por gente muy preparada y capaz. Con expertos en ingeniería petrolera, geología, derecho y economía; la mayoría de los siete comisionados cuentan con doctorado –Édgar Rángel tiene dos doctorados y estudios posdoctorales de la Universidad de Stanford. A lo que voy es que podemos decir que nuestros recursos están bien protegidos.
Las licitaciones se dividen en varias Rondas, que a su vez se dividen en diferentes convocatorias. En esta primera licitación se colocaron dos bloques de los 14 que se licitaron, ambos a un consorcio liderado por la mexicana Sierra Oil & Gas (fondeada en parte por BlackRock, el fondo de inversión más grande del mundo en cuanto a gestión de activos), por la estadounidense Talos Energy y la británica Premier Oil.
El gobierno estableció que el objetivo esperado era colocar cuatro o cinco de los bloques. Al haberse entregado sólo 2, la críticas no se dejaron esperar contra el proceso que lo tacharon de fracaso.
La primera fue, claramente, el que sólo 2 bloques se hayan colocado. Pero si consideramos que cada uno de esos bloques espera una inversión de 1,300 millones de dólares, 2,600 mdd por los dos (algo así como 42 mil millones de pesos con el dólar como está), la cosa cambia. Para aterrizar esa cifra, dejaré este dato: Estas inversiones son mayores que el valor total de la economía de al menos 25 países. Sí, casi 30 países, producen en todo un año menos de lo que dos bloques traerán de inversión, antes de utilidades por supuesto. El número se vuelve más apabullante cuando sabemos que en el próximo lustro se licitarán ¡914 bloques!
Uno de las críticas fue que los precios mínimos que puso Hacienda para participar fueron muy altos, yo pienso que estuvieron bien porque lo último que se quiere es regalar los recursos. No me quiero imaginar la portada de La Jornada si los precios mínimos hubieran sido muy bajos; el gobierno sería un traidor, un malbaratador de la riqueza nacional. La crítica iba a llegar de cualquier lado. Además, los bloques que no se coloquen en esta ronda se podrán licitar en siguientes oportunidades.
Otra crítica, que vino de más desde las empresas, fue que la regulación era mucha, tanto para entrar, como para operar en caso de ganar, como que la empresa controladora de un consorcio tenía que valer al menos 6 mil millones, o lo rígidos que eran algunos puntos contractuales. Lo que pasa es que el gobierno se tiene que proteger de manera muy cuidadosa, por si alguna empresa se lo quiere transar, echarse para atrás ya habiendo ganado la licitación, quiebra o es adquirida. Escenarios que los contratos tienen bien especificados, porque el Estado quedaría en ridículo si un contrato se cae.

La SENER y la CNH –supongo que a propósito- licitaron, en esta primera convocatoria, proyectos de exploración en aguas someras, es decir, aguas poco profundas en las que no se sabe si realmente hay petróleo, lo que las hizo un poco menos atractivas. La razón para poner proyectos pequeños es que tanto el gobierno como las empresas, estaban ‘cascándole’, viendo qué tal estaba el proceso, por lo que se guardaron sus propuestas. Será con proyectos más grandes cuando lleguen los gigantes como BP, Shell, Exxon; “a futuro, el proceso continuará siendo regido por credibilidad, certidumbre y transparencia" dijo Luis Videgaray. Hay que esperar que se concurse por proyectos de explotación, en los que ya se sabe el petróleo que hay, de aceites no convencionales, on-shore, pesados y aguas profundas, en los que un solo bloque, puede traer inversión de hasta 6 mil millones de dólares. Faltan más de 900 bloques y esto, sólo fue el primer paso.
@CarlosAburtoC
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