No lo son. Haber sido asesinados no te convierte en héroe. Me parece que
la gente tiene la equívoca idea de que José Luis Abarca y los Guerreros Unidos
fueron a sacar a los "estudiantes" de la Iglesia, o de un grupo de
estudio en el que estaban, nada más porque sí. El caso es que no.
No apruebo lo que pasó, quiero ser enfático. Es verdaderamente de dar
vergüenza el nivel de colusión entre la delincuencia y las autoridades locales.
No obstante, los normalistas no son un pan de Dios.
Para la noche del 26, los normalistas se habían estado moviendo por toda
la zona centro del estado, en actividades de boteo –sí, en la noche, después de
las 8; ¿Quién hace eso de noche?- y cerrar avenidas y carreteras. Al querer
robar unos camiones y un chofer no permitirlo, lo agarraron a golpes (Lesiones,
Art. 138, Código Penal del estado de Guerrero); se trasladaron a otra terminal
para llevarse 3 camiones (Robo, Art. 223 con agravantes tipificadas en Arts.
227, 228 y 229, C.P. Gro.); al salir se cruzaron con policías municipales y al
no hacer caso (Desobediencia de particulares, Arts. 292 y 293, Ídem.) se llevó
a cabo el primer enfrentamiento, donde fueron asesinados 3 normalistas y otros 3
civiles (es preocupante que nadie se haya molestado en recordar a estos 6, y
toda la atención se haya ido con los otros 43).
Viví en Chilpancingo unos años, lo que permite decir que el problema es
que estas actividades de cerrar avenidas (Ataques a las vías de comunicación o
a los medios de transporte, Art. 336, Ídem.), pedir –obligar a dar, para dar el
paso- dinero en las calles, robarse autobuses y andar con ellos por toda la
ciudad, quemar edificios públicos y privados (daño a propiedad ajena. Art. 247
con agravante en Art. 250, Ídem.) entre otros actos de vandalismo, ocurrían muy
seguido. En los años que viví en la capital guerrerense, era un niño y no
conocía el concepto de las normales, así que en mi mente estos “estudiantes” no
eran más que un grupo criminal. La gente se refería a ellos como los ayotzinacos; hoy, si dices un apodo así en
cualquier otro lugar del país, sales linchado por lo idealizados que están los
de la Normal Rural.
Lo peor son estas personas que con el pretexto de estar dolidos, como
sus compañeros de la Normal y “maestros” de Ceteg, principalmente, hacían lo
que querían en el estado; además de todos los que se agarraban de esto para
impulsar sus agendas personales.
En una ocasión, maestros de la Ceteg ¡secuestraron! (no tengo que
especificar que eso es un delito) a dos trabajadores de Coca-Cola para que la
empresa retirara los cargos que había presentado por el robo de dos de sus autobuses,
que los normalistas y “maestros” usaban
para estrellar contra edificios como bases militares, y así liberar a los dos “estudiantes”
que habían sido detenidos por el robo. La empresa tuvo que ceder para proteger
a sus empleados. No puede ser que esto suceda, que se viva en tal impunidad, y
que el pusilánime gobierno estatal de Ortega, al no hacer nada al respecto haga
válido el secuestro porque al aceptarlo, le da el visto bueno y abre la puerta
a que siga sucediendo. Los normalistas y compañía exigen justicia, pero por lo
visto, la justicia no debe aplicar para ellos.
Un estudio encargado por Salvador Martínez della Rocca, secretario de
educación estatal, sugiere que con los bloqueos, los manifestantes, se metían
200 mil pesos por hora y que en los 4 meses de bloqueos, obtuvieron aproximadamente
¡87 millones de pesos! Los padres y otras personas han viajado por todo el
país, Estados Unidos y Europa -¡Qué sufridos!- exigiendo la aparición con vida
de sus hijos y compañeros. Todo esto costeado por diversas organizaciones
civiles y el dinero de los boteos, dinero que pudo ser utilizado para mejorar
su escuela que está en muy malas condiciones y no en comprar esos gigantescos
números 4 y 3 con los que andan por todos lados.
Muchísima gente se dice profundamente herida, va a las marchas, y hace
destrozos con ese ridículo pretexto. Pero realmente, cuánta gente podría decir
el nombre de la escuela o de alguna otra norma rural, el nombre de los 43
jóvenes, el de los 3 que mataron horas antes (que insisto nadie se ha empañado
en recordar y hacer recordar, no sé por qué), la ubicación geográfica de Iguala
o de Tixtla, que es donde está la escuela; la carrera política de Abarca o de
Ángel Aguirre antes de esto; Hay muchas interrogantes que pocos sabrán
responder.
“Actualmente existen 245 Escuelas Normales Públicas en las 32 entidades
federativas del país, 17 de las cuales son Escuelas Normales Rurales, de
acuerdo con el conteo del Coneval. Antes llegaron a existir hasta 36 centros de
este tipo.” (Arteaga y Muciño, Forbes, 2014)
La Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” se ubica en el poblado de
Tixtla (lugar de Nacimiento de Vicente Guerrero), municipio de Chilpancingo.
Raúl Isidro Burgos fue un maestro y director de la escuela en los 30´s, que fue
el que hizo el cabildeo para obtener los recursos y la edificación de la
escuela en el terreno de la Ex Hacienda de Ayotzinapa, predio conseguido por el
director anterior, que ocupaba otro plantel.
Hay muchas normales rurales que viven en el olvido. “Creo que el plan del gobierno antes de Ayotzinapa era que las Escuelas Normales murieran de inanición, y eso es una verdadera vergüenza. En lugar de enfrentar el problema, lo que decidieron fue ahogarlas económicamente”, dijo Manuel Gil Antón, del Colmex. Las normales reciben poco dinero y poca atención y es un tema que se debió tocar en la reforma educativa
Hay muchas normales rurales que viven en el olvido. “Creo que el plan del gobierno antes de Ayotzinapa era que las Escuelas Normales murieran de inanición, y eso es una verdadera vergüenza. En lugar de enfrentar el problema, lo que decidieron fue ahogarlas económicamente”, dijo Manuel Gil Antón, del Colmex. Las normales reciben poco dinero y poca atención y es un tema que se debió tocar en la reforma educativa
En conclusión, no quiero decir que las actividades de los normalistas
fallecidos justifiquen su asesinato, nada justifica los actos de las
autoridades municipales y organizaciones criminales. Pero sí hay que recordar
las muy serias acusaciones a algunos de los normalistas como el “Cochiloco” o “El
Patilludo”, líderes de los 43 en esos días, de pertenecer a la organización de Los Rojos, acérrimo rival de Guerreros
Unidos. Por lo tanto éstos no dudaron en hacer caso a los Abarca de deshacerse
de los jóvenes ya que éstos eran un estorbo para su administración y la posible
sucesión de Abarca por su esposa en el gobierno municipal.
Los que apoyan el movimiento siguen exigiendo justicia, probablemente no
saben que hay más de 105 detenidos, incluyendo los que dieron la orden y los
que la ejecutaron como los Abarca, Sidronio Casarrubias, líder y hermano del
fundador (ya preso) de Guerreros Unidos; “El Cepillo”, que literalmente es
quien les disparó a algunos de los jóvenes; Francisco Salgado Valladares,
subdirector de la Policía; Salomón
Pineda Villa, alias El
Molón, líder del Cártel y hermano de la Primera Dama, así como muchos
otros directamente involucrados; todo gracias a una investigación, lenta pero segura de la PGR, con casi 500 peritajes.
Pero principalmente, pienso que no es conveniente olvidar los más de 23,271
desaparecidos (a Febrero de este año) y el quíntuple de fallecidos por causas
ligadas al narcotráfico pero mucho menos idealizar, idolatrar y elevar a los
normalistas a grado de héroes, cuando no hicieron nada heroico, no hicieron nada
por el país.
@CarlosAburtoC
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