Afortunadamente y gracias al gran apoyo que mis padres me han dado, puedo asegurar que mi educación tanto primaria, como secundaria y preparatoria ha sido gratamente cultivante. Sé lo que es la alta exigencia académica y reconozco la calidad educativa y formación que se me ha implementado durante estos últimos seis años como excelente. Sin embargo, debido a la terrible demanda que la máxima casa de estudios en la República Mexicana (UNAM) tiene año con año para que los aspirantes formen parte de sus instalaciones, quedé a tan solo un acierto de ingresar a mi carrera en el primer examen de admisión que realicé para ésta (Junio 2015), viéndome obligado, como miles de estudiantes ávidos de conocimiento, a buscar oportunidades académicas en otro sitio. Fue así como paré, durante un "semestre", en la siempre polémica Universidad del Valle de México, mejor conocida por sus siglas como UVM. ¿Cómo fue mi experiencia y qué es lo que les puedo contar sobre esta institución? Les pido que por favor me acompañen en esta travesía narrativa, que espero pueda ayudar a muchos en su decisión sobre formar parte de ésta y llene la curiosidad de todos aquellos que se preguntan cómo es estudiar en este colegio.
Antes de empezar, tengo que aclarar que, hasta el día de hoy (lunes 14 de marzo del 2016), ésta ha sido la única experiencia que he tenido como universitario, por lo que desconozco si lo contado en este artículo pase también en otras instituciones educativas, tanto privadas como públicas. Dicho esto, comenzaré con la manera en la que sus promotores lograron convencerme de inscribirme a su universidad y los primeros errores.
Claro que lo pensé muy bien antes de inscribirme, ya que me informé buscando diversas opiniones sobre la escuela en internet y, aunque los criterios no eran tantos como yo imaginaba, he de decir que en su mayoría eran negativos. A pesar de comentárselo a mis padres, estos no me creían y lo veían más como una excusa para no estudiar en sus instalaciones. Debido a esta presión, tuve que acceder a la decisión de entrar en la UVM para poder formar mi propia opinión. ¿Cuál fue mi sorpresa? Aquellos comentarios que temía fueran verdaderos, lo eran.
Ya inscrito, comenzó el terrible tormento de recibir mi tira de materias, que no conseguiría hasta cumplir con todos los requisítos de papeleo: Documento oficial de la UNAM o SEP que demuestre tu promedio general de la educación preparatoria; un par considerable de fotografías tamaño infantil de vestido formal y en blanco y negro, las cuales el promotor había dicho no eran necesarias y podías entregar en cualquier formato, siendo esto otra mentira; las firmas de "examen realizado" dadas por los respectivos coordinadores en las pruebas correspondientes, que son el examen de admisión (el cual no es requisito para entrar a la universidad PERO SÍ para recibir el horario de clases, y aun así, se ignora el resultado), el examen de nivelación en inglés (del cual exenté y no llevé la materia, aunque nunca he sentido dicho idioma como 100% dominado) y el test de personalidad; a esto se suma la captura de otra fotografía para la credencial oficial de la UVM, un mártir más, ya que tuve que acudir dos veces a las oficinas donde la toman, debido a que en la primera, su sistema había caído, y no sólo eso, pues para recibir dicha tarjeta (porque también lo es, de débito y Santander, activándose al pedirlo con el banco y depositar $50 MXN pero que, hasta el momento y hecho esto, la mía no ha podido funcionar) se tardaron ¡más de dos meses y medio en entregármela! Para rematar, de las tres veces que acudí a conseguir la mentada tira de materias, dos fui rechazado y tratado de muy mala manera por la misma señorita. la cual jamás aceptó mi certificado de preparatoria, y fue hasta en la tercera ocasión, ya con otra empleada (muy amable, por cierto), que ésta misma buscó e imprimió, en su sistema, el certificado que se me pedía y que jamás se me había aclarado cómo era por la mujer anterior. Sólo entonces conseguí mi horario, el cual, para variar, noté que estaba mal al iniciar el semestre, pues no aparecía en las listas de los profesores y tuve que regresar una cuarta vez a recoger el correcto. Siendo, además, uno de los DOS alumnos que no tenían salón fijo, pues tres clases me tocaban con un grupo y las restantes con otro.
Pero pasemos a lo más importante, ¿qué tan bueno es su sistema educativo? No lo es, es mediocre. De las seis materias que llevé durante mi estancia en la Universidad del Valle de México, sólo dos fueron realmente bien preparadas, y una de ellas (Taller de Comunicación) no tenía nada que ver con mi carrera. Los maestros, en su mayoría, eran nuevos, y varios de estos no sólo no estaban capacitados para impartir clase, sino que jamás lograron controlar la disciplina de sus alumnos, ni siquiera en exámenes, donde todos copiaban y ninguna autoridad hacía algo para impedirlo. Lo más curioso es que, incluso en aquellos parciales en los que no se hacía trampas, todos pasaban, a pesar de que se haya comprendido muy poco o nada en su totalidad (confirmado por experiencia tanto mía como de mis compañeros). Los temarios en materias clave como "Álgebra" (en la cual se cambió tres veces de profesor) y "Probabilidad - Estadística" eran sumamente inferiores a los de un nivel universitario, perteneciendo, sin exagerar, a tercero de secundaria y quinto de preparatoria. Temas tan básicos como determinantes, pendiente de una recta y obtener el promedio de una función fueron vistos a lo largo de todo el semestre. Lo más decepcionante que presencié, a mi punto de vista, fue notar lo complicado que se les hacía lo "aprendido" en clase a mis colegas. Y con esto, quiero llegar a otro punto a considerar: el alumnado. Claro que me encontré con un par de conocidos, y todos hacían la misma pregunta: "¿Qué haces aquí?". Como si supieran que ser parte de esa escuela era el equivalente a estar en el hoyo. Unos ingresaron para terminar la preparatoria, pues no lo habían conseguido en la mía; otros, porque como yo, fueron rechazados y ya no había de otra. En mis grupos, la preocupación diaria era dónde tomar al terminar las clases, a qué bar ir. Con esto no estoy diciendo que todos los estudiantes de la UVM sean unos alcohólicos, claro que había uno que otro comprometido con el estudio, bien portado y sumamente responsable, pero en mi experiencia, era una gran minoría.
Vivido esto durante tres meses y medio (lo que duró mi "semestre"), decidí abandonar la institución al finalizar éste y dedicarme a estudiar para la convocatoria UNAM de Febrero 2016, de la que actualmente me encuentro esperando los resultados. No podía permitir que mis padres tirarán su dinero de esta manera y terminé con mi corta estancia en la Universidad del Valle de México. Por lo contado, obviamente temía que el proceso de baja fuera igual de tormentoso que el de inscripción, pero gracias al apoyo del director de mi carrera y a que la universidad se encontraba en periodo vacacional, éste fue fácil y rápido. Así que, dado mi punto de vista, ¿recomendaría a la UVM? Para todos aquellos aspirantes que, desafortunadamente, se han quedado sin universidad y están buscando otras opciones; o para esos otros que creen que en esta casa encontrarán un reto, definitivamente no. Sin embargo, para aquellos que buscan un diez fácil, comer rico (porque eso sí, sus alrededores están llenos de delicias gastronómicas) y graduarse sin hacer el mínimo esfuerzo, no busquen más, aquí está su lugar.
Imágenes propiedad de la Universidad del Valle de México y Laureate International Universities
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