21 de septiembre de 2015

CRÓNICAS DE UNA ESTUDIANTE DE MEDICINA



Es el 14 de Septiembre del año presente y desconozco el motivo por el cual empezó éste desastre.

Para dar una breve introducción y sea más sencillo entender, comenzaré por decir que terminé la preparatoria a mediados de mayo, el acontecimiento trajo consigo absoluta libertad. Los siguientes cuatro meses corrieron con una velocidad considerable, nada estaba planeado, no tenía idea alguna de lo que pasaría, fueron meses navegando en un barco de incertidumbres, ampliando mis panoramas, escribiendo sin objeción, leyendo literatura a más no poder, viendo buen cine y un par de series, viajando sin preocuparme por volver, bailando a mi libre albedrío y creciendo en todos los aspectos. Es bueno mencionar el hecho de que nunca me había encontrado en una situación así, usualmente me gusta tener las cosas bajo control y esta vez me encontraba viviendo al día y sin ninguna situación de tipo escolar.

Verdaderamente me entusiasmaba el hecho de tomar un año o un semestre y seguir creciendo intelectualmente, obviamente esta idea era algo totalmente descabellado para la creadora de mis días.

Finalmente Agosto se hizo presente y ese futuro tan poco claro y lleno de incógnitas llegó a su fin. El día nueve del mes mencionado a las tres de la madrugada pude apreciar que me había quedado en la escuela de medicina. ¡Qué sorpresa! Para este momento y a esas horas, mi cerebro no lo proceso de una manera clara y fue hasta seis horas después que me encontraba llena de sentimientos encontrados, puesto que todos aquellos sueños presentes tanto tiempo estaban por comenzar a hacerse realidad y ese “quiero estudiar medicina” se convertía en un “ya soy estudiante de medicina”, por otro lado, todas aquellas actividades artísticas de las cuales disfruto y todos aquellos momentos atiborrados de autonomía compartidos con mi familia y amigos se iban alejando lentamente.


17 de septiembre de 2015

CINCO AÑOS RECORDANDO: REACH


14 de septiembre del 2010, hace cinco primaveras. Cursaba el segundo año de secundaria y, al finalizar las clases de ese día, esperaba impaciente a mi papá para ir juntos a Gameplanet y tener por fin en mis manos el videojuego que tanto había esperado; "Halo: Reach". La fila para comprarlo era extensa, esperé más de media hora para recoger mi copia edición especial. Fue un tanto extraño, pues sólo los que habían pre-comprado el juego en la tienda podían adquirirlo, no importando si sólo era la versión estándar. Ya había hecho mi pre-venta mucho tiempo atrás, por lo que no tenía de qué preocuparme. Al fin llegó mi turno, nos dieron el título y fuimos a casa. Lo jugué con mi hermano durante todo el puente por la Independencia de México, tanto el modo historia como su multijugador, y caí totalmente enamorado. Reach era lo que prometía y más: Una entrega hecha con tal amor y perfección que ningún otro Halo había logrado superar.

"Halo: Reach", para el Xbox 360 y, último juego de la franquicia desarrollado por Bungie (padres de la saga), es la precuela del todo, pues sus eventos finalizan justamente donde Combat Evolved comienza. Con "desde el principio conoces el final" como uno de sus dos lemas, totalmente atinado pues los jugadores sabemos que el Jefe Maestro (personaje principal de la saga) es el último soldado Spartan sobreviviente en la historia del videojuego, y por si esto no fuera poco, la escena inicial de éste nos presenta el casco en descomposición del héroe que manejaremos durante el transcurso de la campaña: Noble 6.

14 de septiembre de 2015

LA EDAD DEL TIEMPO



Llegué lo más rápido que pude después de recibir la llamada, todo el cuerpo me temblaba. Bajé del auto mientras un sudor helado me recorría por debajo de la camisa, no podía ni siquiera sacar la llave de mi bolsillo. Opté por llamar a la puerta, supe que Silvia abriría inmediatamente; en cuanto me vio cerró la puerta detrás de ella y se lanzó a mis brazos, colocó su cabeza en mi hombro y pude sentir el calor que de ella emanaba, poco a poco sus lágrimas traspasaron mi camisa, pero no la interrumpí, solamente solté un débil sollozo y la abracé con todas mis fuerzas. Pasaron muy pocos minutos, nos separamos y pude observar el vaho que salía de sus labios en ese momento, era simplemente el día más frio que se registraba en toda la ciudad. La tomé de la mano, le temblaba demasiado así que preferí rodearla por el cuello con mi brazo.

Entramos en la casa, la calefacción estaba encendida, eso nos reconforto un poco. Nos sentamos en la sala sin decir ni una palabra, solamente observando a través de la ventana que estaba empañada, pude distinguir las luces pasando a gran velocidad y el auto mal estacionado. De pronto unas manos heladas rodearon las mías, miré a Silvia todavía ausente. Recuperábamos el calor bastante rápido, habían pasado veinte minutos. Me levanté del sillón y me dirigí a la cocina, el reloj que estaba colgando en la pared marcaba las siete en punto; conecté la cafetera y sin pensarlo mucho saqué de la alacena dos tazas, preparé el café como cualquier día, dos de azúcar para ella y ninguna para mí. Me quedé parado en el marco de la puerta con las dos tazas de café, la escena era muy triste; la lámpara de mesa iluminaba media habitación, lo demás estaba escondido en la obscuridad, Silvia sentada en el sillón de piel, temblando, mirando hacia la nada; el tic tac del reloj inundaba el silencio que había en la casa, me acerqué para darle el café, lo tomó mirándome con los ojos cristalinos, llenos de tristeza, puso la taza entre sus manos ya que no podía sostenerla  sin que se le derramase el café.

Repasé la habitación sin buscar nada en especial; una mesa de centro llena de pañuelos usados, el cesto de la basura de la cocina se encontraba junto al sofá; el reloj nos marcaba el compás, repetitivo, inmutable; marcaba las siete con treinta. Silvia cubierta con la frazada roja de nuestra cama, sus pantalones gastados, tenía puesta una de mis camisetas, “Campeones del 2006” decía en la parte posterior.

Recuerdo cuando fui a ese juego con mi papá, han pasado años desde aquella vez, me llevaba en la parte trasera de la camioneta; siempre le dije que era mi lugar favorito a la hora de acompañarlo, solamente me dejaba ir allí cuando mi madre no nos acompañaba. –Es peligroso, no sabes que pueda pasar, Ricardo, no seas inconsciente, por favor.- Mi papá siempre le sonreía cuando ella se preocupaba demasiado, entonces mi mamá le devolvía el gesto y casi siempre todo terminaba con un beso. –Perdón mi amor, no volverá a pasar. Deja que lo disfrute, aunque sea sólo una sola vez.-

Siempre lo hice.

7 de septiembre de 2015

7 DE MAYO DE NUESTRO PRESENTE



La realización de éste artículo no hubiera sido posible sin la ayuda y colaboración de Emmanuel de León, a quien agradezco profundamente por su valioso tiempo y exquisito aporte de ideas.

NOTA: Para entender a fondo este diagnóstico, usted tiene que abrir su mente y borrar por un instante todas aquellas estructuras contenidas en una narración convencional, donde existen personajes definidos, narradores establecidos, tiempos y espacios concretos, deje a su imaginación armar este texto como más le sea grato.

Oficialmente declarado mi siguiente diagnóstico:
Dx. Trastorno límite con rasgos dependientes y narcisistas.

Aquí estoy, sentada en la misma terraza del mismo bar. Hay canciones, como Luna de Zoé, que están de fondo y son imposibles de ser escuchadas sin escucharte a ti, y es que así te vas, me cierras el mundo, me lo dejas repleto de ti que cualquier otro que llegue a enseñármelo con otros ojos me deja insatisfecha, no consigo recuperarme.


Me haces tanto bien –digo con la voz entrecortada- no te merezco, eres demasiado, te quiero, me llenas a ratos, sin embargo, mi mente está en otro lado, mi alma vibra por alguien más. No quiero aceptar esta imposibilidad de no poder dejar de amarlo así.

Quiero amarte, entregarme a ti, deseo reflejarme en tus ojos. Ayúdame a olvidarlo, Leonardo, ayúdame a sacarlo de mis entrañas, arráncamelo del pensamiento. Estoy exhausta.


3 de septiembre de 2015

2015: EL "AÑO" DE LOS VIDEOJUEGOS PARA LA NUEVA GENERACIÓN



El pasado 1 de septiembre salió a la venta una de las entregas más esperadas por los fanáticos de los videojuegos: Metal Gear Solid V - The Phantom Pain, obra maestra del gran Hideo Kojima y de la cual dedicaré un artículo para ésta en otra ocasión. Aunque el título estuvo pensado desde un inicio para jugarse en consolas de nueva generación y así, disfrutar de la experiencia total, con calidad gráfica de alto nivel y una videojugabilidad perfecta, éste también ha salido para las "viejas" y confiables Xbox 360 y Playstation 3. Este estreno da inicio al "año" de los videojuegos vende consolas next-gen (Xbox One  y Playstation 4), y lo entrecomillo porque estamos ya en el último cuatrimestre del 2015. Aunque es cierto que durante el periodo de enero-agosto hemos obtenido títulos Triple A como lo son  "The Witcher 3: Wild Hunt", "Bloodborne" y "Batman: Arkham Knight", todos unos juegazos y cuyas críticas fueron muy positivas, no es sino hasta ahora, durante los últimos meses del año, que llegarán la mayoría de las grandes promesas echas por los desarrolladores.

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