Es el 14 de Septiembre del año presente y desconozco el motivo por el cual empezó éste desastre.
Para
dar una breve introducción y sea más sencillo entender, comenzaré por decir que
terminé la preparatoria a mediados de mayo, el acontecimiento trajo consigo
absoluta libertad. Los siguientes cuatro meses corrieron con una velocidad
considerable, nada estaba planeado, no tenía idea alguna de lo que pasaría,
fueron meses navegando en un barco de incertidumbres, ampliando mis panoramas,
escribiendo sin objeción, leyendo literatura a más no poder, viendo buen cine y un par de series, viajando sin preocuparme por volver, bailando a mi libre albedrío y
creciendo en todos los aspectos. Es bueno mencionar el hecho de que nunca me
había encontrado en una situación así, usualmente me gusta tener las cosas bajo
control y esta vez me encontraba viviendo al día y sin ninguna situación de
tipo escolar.
Verdaderamente
me entusiasmaba el hecho de tomar un año o un semestre y seguir creciendo
intelectualmente, obviamente esta idea era algo totalmente descabellado para la
creadora de mis días.
Finalmente
Agosto se hizo presente y ese futuro tan poco claro y lleno de incógnitas llegó
a su fin. El día nueve del mes mencionado a las tres de la madrugada pude
apreciar que me había quedado en la escuela de medicina. ¡Qué sorpresa! Para este
momento y a esas horas, mi cerebro no lo proceso de una manera clara y fue hasta
seis horas después que me encontraba llena de sentimientos encontrados, puesto que
todos aquellos sueños presentes tanto tiempo estaban por comenzar a hacerse
realidad y ese “quiero estudiar medicina” se convertía en un “ya soy estudiante
de medicina”, por otro lado, todas aquellas actividades artísticas de las
cuales disfruto y todos aquellos momentos atiborrados de autonomía compartidos
con mi familia y amigos se iban alejando lentamente.