24 de agosto de 2015

PEÑA NIETO Y LA SFP



El pasado viernes 21 de agosto, la Secretaría de la Función Pública, encabezada por Virgilio Andrade, después de 6 meses, 2 semanas y 5 días de haber recibido la encomienda de investigar el posible caso de Conflicto de Intereses en la compra de 3 casas del Presidente Enrique Peña Nieto, su esposa y el Secretario de Hacienda, Luis Videgaray, a contratistas del Gobierno Federal y Estatal (cuando Peña Nieto gobernaba el Estado de México), determinó que no existió tal. Que los funcionarios no habían incurrido en irregularidades.

No me meteré con la resolución en sí. Se ha discutido mucho y se seguirá discutiendo que si debían ser sancionados, que si no. No se verá eso.

Desde el 3 de febrero que el Mtro. Andrade recibió las llaves de la oficina, que llevaba años queriendo ser desaparecida, el Gobierno de la República se metió en un problema. Ellos solitos. Realmente no había manera de que la designación y la investigación tuvieran efectos positivos para los involucrados: Peña y compañía, y la ciudadanía.

Burdamente, había dos maneras de concluir la investigación: 1) Exonerar al Presidente (su jefe, el que le dio el puesto) y, 2) Encontrarlo culpable conforme al Título Cuarto de nuestra Constitución y la Ley Federal de Responsabilidades de los Servidores Públicos, en su artículo 47, fracción XIII, que obliga a servidores públicos a “Excusarse de intervenir en cualquier forma en la atención, tramitación o resolución de asuntos en los que tenga interés personal, familiar o de negocios, incluyendo aquéllos de los que pueda resultar algún beneficio para él, su cónyuge o parientes…” y sanciones que van de apercibimiento a inhabilitación (Ídem, Art. 53).

Cualquiera que se “eligiera”, no habría resultados positivos. Si iban por la primera, la dependencia perdería la poca credibilidad que tenía y abonaría a la profunda desconfianza que se tiene en las instituciones y, particularmente, en el Gobierno Federal. Se fueron por esta opción mencionando la investigación que se hizo y las 111 declaraciones de funcionarios que se obtuvieron que decían que Peña no influyó de ninguna manera sobre ellos.

Si tomaban la segunda opción, habrían tenido que sancionar al presidente. El primer problema es claramente cómo, en qué grado. Ya sea suspenderlo, inhabilitarlo, sanción económica o lo que sea no había forma de ganar. Yo no creo que “despedir” al presidente sea la solución de todos los problemas del país.

No sé qué pasaba por la cabeza del Presidente y sus asesores cuando pensaron que ésta sería una salida eficiente del problema, ¿que con una investigación, que tardó más de medio año y 9 meses después de que la noticia salió, en la que se libera de toda culpa al Presidente y al Dr. Videgaray, la ciudadanía quedaría satisfecha y agradecida por la aclaración? ¿Que el problema se esfumaría y podrían avanzar? Pues no. Creo que, en todo caso, esto indigna más a la sociedad.

Es una lástima que alguien como Virgilio, que es muy capaz, se haya prestado para algo así.

Es probable que el Presidente y su esposa hayan tenido la mejor de las intenciones y todo haya sido conforme a la ley, pero no lo resuelves nombrando a un subordinado, tratando de resolver un conflicto de interés con otro, siendo infractor y al mismo tiempo investigador. El Presidente se disparó al pie. No podía salir airoso de la situación así.

@CarlosAburtoC

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